viernes, 30 de julio de 2010

La muerte que va y viene


Después de cerrar los ojos, contaba los segundos entre cada respiración esperando que todo saliera bien, cuando giré la cabeza y miré por la ventana, mire al sol, como todos los días en un lento perecer, la luz se iba y entraba la angustia, es raro estar así aún más en mi caso que prefiero la noche que el día.


Sentí mucha calma cuando el cuerpo se hizo liviano y lo entendí todo mejor, no me estaba muriendo, era solo el dolor de cabeza que se me estaba pasando. Padezco de migraña desde niño, es una enfermedad familiar, mi abuela materna llegó a estar 3 días recostada después de haber perdido el sentido gracias a una jaqueca. Si llegase a tener hijos, espero que no sufran de eso.

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